¿Sabías que Rubens contaba con ayudantes que realizaban la mayor parte de sus obras?
En 1611 Rubens adquiere por 7.600 florines una hermosa casa en el barrio de Wapper donde se traslada con su primera mujer, Isabel Brant. La transforma para que tenga la apariencia de una mansión italiana, y en una de las habitaciones, el pintor hace construir su taller: una enorme sala sin ventanas, iluminada únicamente por un tragaluz.
En ella Rubens, que se levantaba a las cuatro de la madrugada y trabajaba hasta las cinco de la tarde, organizó una verdadera cadena de montaje con un pequeño ejército de ayudantes y discípulos.
En ese taller, Rubens repartía la tarea esta manera: realizaba pequeños bocetos a tiza y carboncillo o cuadritos al óleo, que luego sus ayudantes trasladaban a grandes lienzos. Al final esas
obras pasaban por sus manos, y retocándolas, las firmaba y las hacía pasar por obras suyas.
Estos ayudantes eran más que simples discípulos. Los escogía de entre los mejores artistas que había en ese momento, y cada uno era especialista en algo: uno pintando flores, otro pintando
paisajes, otro hacia animales, etc. También Rubens colaboró con artistas ya consagrados: con Jan Brueghel de Velours, especialista en pintar flores y frutas, el paisajista Jan Tilden, los
pintores de animales Paul de Vos y Frans Snyders. Además, muchos de estos ayudantes posteriormente serian artistas de éxito, como Jordaens o Van Dyck.
¿Curioso verdad? Y es que hay mil anécdotas muy interesantes en el mundo de la pintura, ¡te iremos contando más!